Son lugares que invitan a no volver jamás, a perderse, con o sin seguridad, teniendolo todo en la mano o no teniendo nada.
Yo me perdí entre tu aorta, la vena cava, entre tus sistoles y tus diastoles, flotando al ritmo que tu marcaras, con los ojos cerrados, los oidos bien abiertos y las manos vacias para deslizarme por tu pecho.
Duermo mis siestas de invierno sobre tus tres lunares, las de verano prefiero dormirlas directamente sobre tu piel, o entre tus piernas...

Mis recreos son sobre tu espalda.

Yo prefiero tus ojos para naufragar y tus labios para suicidarme.
Y si caigo que sea en tu cuello, que impulsa la inercia hacia abajo y la gravedad hacia arriba.
Buceo en el vertigo de tus manos con los pulmones entreabiertos y los suspiros en la comisura de los labios...Son lugares que invitan, para no volver jamás...