Cuantas esquinas cupieron en tu infranqueable belleza de marfil y terciopelo guardaban agujeros negros que gravitaban en otras eras. Eras de jaulas vacías y esdrújulas, eras de narcisos, limones y algún que otro can mal herido. Fue la vanidad capaz de airear. Fueron miedo, dolor, asco y resignación capaces de encerrar en necrópolis odiseas. Finales sin final.
3 comentarios:
De lo mejor que te he leído hasta ahora.
en momentos me senti referido... lo soy
tras un tiempo de silencio en mi mundo del blog vuelvo a leerte y siempre con la misma sensacion de que lees y expresas todo, de una forma que pocos lo hacen.
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