domingo, 22 de febrero de 2015

A veces me parece un puto milagro eso de llegar a ciertas edades cuerdo o loco, según si lo miras con tus cristales o con los míos. Hay días en los que como acto revolucionario me quedo con un pedacito de sol y me ocupo de temas importantes, como buscar cosquillas en pieles ajenas. Y simpatizo con aquellos teóricos del encanto y de la risa, de los miedos y los lobos. Y sorteo encrucijadas banales para quedarme abstraida en el mismo punto de fuga de siempre: que si el vértigo, que si los labios, que si las miradas. Improviso mariposas, improviso viajes al norte, improviso baños de besos. Improviso bailes de plata y monedas de canto. En un metro cuadrado de sol con vistas a un impreciso minimalista.

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