sábado, 26 de noviembre de 2011

tiempo de fuga

cada tiempo de fuga tiene sus pesadillas,
sus encontronazos con hastío y desidia,
sus monstruos debajo de la cama.
cada tiempo de fuga tiene sus hojas en blanco en la agenda,
sus números de amigos que ya no sirven,
sus brechas, sus dudas.
sus cientos de poemas de desamor,
sus pies fríos, manos heladas
y el corazón destemplado.

martes, 22 de noviembre de 2011

de lo que dije

hay caricias y arañazos
un domingo que espera
a los huérfanos
a la salida del cementerio.
un vaso a la mitad
lleno de cantos rodados
la arena guarda huellas
apaga las cenizas
seca el mar
 y encierra hemisferios.

hay encuentros que pierden la palabra
un sinsentido en el último roce
maneras de desligarse de los olores.
dices que te duelen los ojos
nunca he tenido la voz más agrietada.

martes, 15 de noviembre de 2011

el día que la luna salió tarde

quizá un hilo interno siga cosiendo a pespunte triunfos y tropiezos, el mismo que borda iniciales y se deja deshilvanar fácilmente para mostrar un par de centímetros más de corazón. quizá zurza las heridas sangrantes. o tal vez se haga un ovillo y se encuentre de huelga.

lunes, 14 de noviembre de 2011

en medio de ningún lado

un ciclo mellado
el cambio de rasante se deja entrever.
el tiempo engaña al ojo,
se confunde el asfalto con tu aliento.

las luces de los escaparates me seducen.
falta rendir homenaje a ciertas noches.
no hay mañana en la que no me quite el sombrero.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Espacio

dejar espacio
en blanco
para
la
improvisación.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

MOLESKINE


EIVISSA 2011


SEPTIEMBRE (pasa rápido y déjanos vivos)


LA RESIGNACIÓN


en el punto de mira: el duelo por su risa

sábado, 5 de noviembre de 2011

lluvia de noviembre

la noche se disuelve, tus dudas, diría que hasta la calle que amortigua nuestros pasos. las luces de las farolas beben de los charcos, como los gatos. somos fantasmas atravesando siglos de piedra. caemos en peligrosas espirales. tu lengua circunscribe balas, rasgan mi aire, el estruendo se oye siete calles abajo. el eco nos devuelve un milagro y ya no hay palabra ni carne que nos salve.