los lugares más comunes
el verde del semáforo que se reclina en tu espalda
el tendedero donde se airean las sabanas blancas
el zumbido del sol de mayo
el talismán repleto de corazonadas
el camino de regreso de un malecón habanero
el cambio de rasante y de hora,
la una no está sola desde que la acompañan los cuartos
el eco bucólico de aquel verano
las arrugas de tu sonrisa,
dame más
el espejo retrovisor donde se pierden los grados de la melancolía
el viejo gesto que desgasta las mañanas
tus viajes narrados en una terraza
el cuento de nunca acabar: el presente
lunes, 30 de mayo de 2011
domingo, 29 de mayo de 2011
claudicar
te dejo aquí mi soberbia
para que la sepultes entre otros rastrojos poco lacrimógenos
para que la desprecies y envidies por elevar mi frente al cielo.
para que la sepultes entre otros rastrojos poco lacrimógenos
para que la desprecies y envidies por elevar mi frente al cielo.
miércoles, 25 de mayo de 2011
me dejo prender y ardo
me dejo prender y ardo
sin excusas a regañadientes,sin cabeza y sin estómago
las entrañas disociadas buscando palabras
voces que embelesen y una salida a la plaza
mercurio que mida la temperatura de una piel satisfecha
guardo desde hace semanas un vestido que quitarme
cuando llegue la ocasión.
un aplauso por si te quedas
un voto para el partido de las causas perdidas.
¿qué hay de malo en entretenerse?
soy el nudo en la garganta de la calle melancolía.
sin excusas a regañadientes,sin cabeza y sin estómago
las entrañas disociadas buscando palabras
voces que embelesen y una salida a la plaza
mercurio que mida la temperatura de una piel satisfecha
guardo desde hace semanas un vestido que quitarme
cuando llegue la ocasión.
un aplauso por si te quedas
un voto para el partido de las causas perdidas.
¿qué hay de malo en entretenerse?
soy el nudo en la garganta de la calle melancolía.
martes, 24 de mayo de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
Se perpetúa la imagen como un reflejo de sol a ras del agua. Extraño sus engranajes desde que desaparecieron tras la cortina veterana del tiempo. A veces dibujo su silueta con humo, serigrafeo sus antojos con la apertura de mis labios. Sólo de vez en cuando balbuceo porque me vuelva a contar aquellas viejas historias.
viernes, 20 de mayo de 2011
domingo, 15 de mayo de 2011
No hay días de más, hay razones de menos
y un mal trago acelerado en el último bar
antes de que me propusieras saltar a las vías.
Esperamos impacientes a que nos atropellara el primer tren
como antes lo hicieron los agravios
pero no pasó, doscientos catorce metros antes
cambió de raíl. Y allí nos quedamos
con desenfrenos populosos, sin escena del sofá.
No hay días de más, hay razones de menos.
y un mal trago acelerado en el último bar
antes de que me propusieras saltar a las vías.
Esperamos impacientes a que nos atropellara el primer tren
como antes lo hicieron los agravios
pero no pasó, doscientos catorce metros antes
cambió de raíl. Y allí nos quedamos
con desenfrenos populosos, sin escena del sofá.
No hay días de más, hay razones de menos.
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el suelo se convierte en poesía,
retales
domingo, 8 de mayo de 2011
sábado, 7 de mayo de 2011
Cada día debería tener al menos una infidelidad esencial, una traición necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que garantizaría la fe en el futuro. Una afirmación de que las cosas pueden ser, no solo diferentes, sino mejores...
Hanif Kureishi, Intimidad.
Todas las canciones hablan de mí,
Jonás Trueba.
viernes, 6 de mayo de 2011
ayer decidí derramarme
Ayer decidí derramarme por la mesa de tu cocina, pasar las hojas del dominical que ojeabas mientras dejabas enfriar el café con leche y dos tostadas. Abrí la ventana de tu habitación para que entrara una nueva mañana. Luego te acompañé a la calle, paseamos por el barrio, eran las once y el silencio se mezclaba con el murmullo del agua que bajaba por la acera escupida por una boca de incendios destartalada. Saludaste a un compañero de trabajo en la calle minas, compraste tabaco en el estanco de siempre, y justo en frente, en la tienda que hacia esquina, dos kilos de naranjas. Alargaste lo que quedaba de mañana en una terraza con una clara, y de reojo e intentando que no me percatase, mirabas las piernas desnudas de las transeúntes. Turistas japonesas, universitarias remilgadas, veinteañeras de labios rojos y gafas de pasta.
Cocinaste inapetente el segundo plato, una lubina exageradamente grande como para no compartirla. Me abandonaste entre las espinas y el postre, quizá porque recordaste que siempre preferí el emperador o ese bacalao fresco que preparabas al horno con salsa verde. Te odiaste en aquel momento por haberme llevado a pasar la mañana contigo, echaste pestes sobre mi recuerdo, abriste la ventana de la cocina esperando que me replegase y saliera volando.
-adiós pequeño rock&roll.
Cocinaste inapetente el segundo plato, una lubina exageradamente grande como para no compartirla. Me abandonaste entre las espinas y el postre, quizá porque recordaste que siempre preferí el emperador o ese bacalao fresco que preparabas al horno con salsa verde. Te odiaste en aquel momento por haberme llevado a pasar la mañana contigo, echaste pestes sobre mi recuerdo, abriste la ventana de la cocina esperando que me replegase y saliera volando.
-adiós pequeño rock&roll.
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