martes, 22 de junio de 2010




Me gustan los días que amanecen limpios y los que amanecen revueltos.No me gustan las noches eternas, pero me encanta la noche. Me gusta el sonido de la lluvia y las estaciones de tren.No me gusta la gente que habla con manos libres por la calle, ni la que escucha música con altavoces en los vagones de metro.
Me gusta la gente que sabe tocar la guitarra, más la que sabe tocar el piano, y más todavía que tú toques los dos.
Me gusta la gente que silba. No me gusta la gente que no cede el paso al entrar en cualquier sitio, tampoco los que parecen enfadados todo el día. No me gustan las arrugas en los calcetines ni los pantalones pesqueros para hombre.
Me gusta levantarme despues de dormir más de doce horas, los mensajes al móvil a medianoche,fumar un cigarrillo antes de irme a la cama.
No me gustan las pipas tijuana.No me gusta que el Papa viaje en Papamovil y halla niños muertos de hambre. No me gusta que haya mendigos en las calles de las ciudades y mansiones vacias.
Me gusta Sabina, Olvido y Leonor Watling. No me gusta Belen Esteban ni gente de esa calaña.
Me gustan los días de invierno y sol, los veranos en la playa con amigos.Me gusta escuchar Damien Rice mientras escribo esto.
Me gusta el café solo con hielo, que me lean bajito, hacer fotografias de todo,absolutamente de todo.
Me gusta Madrid, y Barcelona, y estoy convencidisima de que también me gustarían Venecia o Praga si hubiera ido.
Me gusta el olor a óleo,no me gusta el olor a gasolina.
No me gusta la gente que impone sus consejos como si fueran dogmas. No me gustan las dictaduras, no importa de que color.
Me gusta la paella y el marisco. No me gusta el curry. No me gusta la gente incapaz de entender una postura contraria a la suya.
Me gustan las tiendas de lámparas. No me gusta la navidad porque me parece un despilfarro de dinero y obliga a la gente a ser feliz consumiendo.
Me gusta bucear y las peliculas de Julio Medem. Me gusta el impresionismo.Me encanta Picasso. Me gusta la gente capaz de apreciar el arte.
Me gusta tener una buena conversación. Me gusta la gente capaz de mirar más allá. Me gusta Malasaña, Lavapies y el barrio de El Retiro.
Creo que me gustaría conducir.También perderme en Mallorca.Me gustan los barcos de vela. No me gustan los aviones,pero me encanta la gente que vuela.

sábado, 19 de junio de 2010

tópicos típicos


Hace tiempo en un suplemento dominical leí una entrevista del astro del cine español. Le imagino mirandose por la mañana al espejo y diciendose a si mismo : tú vales Almodovar, tú, vales!. Según los médicos que eclipsan las mañanas de la uno de televisión española, es un gran método para tener alta la autoestima y un día redondo,mejor que el de Santi Millán desayunando un Donuts.
El caso es que Almodovar siempre me ha parecido una persona de gran autoestima y de aura con suerte,quizá sea prolongación de su tupé. Hay que apreciar el genio del director, ha tenido muchas luces para llegar a donde está. -Luces, oido y acción!- diría yo...Confesaba que su inspiración provenía en muchas ocasiones de escuchar conversaciones ajenas en el autobús. No es fácil imaginarle viajando con un metrobus en el bolsillo, sujetandose a una barra y teniendo cerca algún desgraciado poco aseado que ponga aroma a las mañanas, como los médico de la uno a su cadena. Para tener un retrato fiel del manchego en aquellas circunstancias habría que quitarle algunos años, unos kilos y un par de centimetros de tupé.

Ayer tuve un encontronazo con esos entes que susurran guiones al oido al internacional Pedro. Son facilmente reconocibles, ganarían un concurso al mejor perfi español y tratan temas típicos y tópicos ibéricos. Era aproximadamente la una y media de la noche, cuando en el autobús nocturno subían tres caballeros que pasaban los cincuenta.Se situaron en los asientos de las últimas filas horrorizados por la falta de cinturones de seguridad. Véase un claro ejemplo de la ingenuidad del hombre cincuentón español de clase media alta que en su vida coge un autobús, y por circunstancias ajenas a su voluntad se ha visto obligado a deshacerse del confort de su cinco puertas familiar.
Los tres hombres varoniles y de porte galán, alababan la serie Escenas de matrimonio, y a sus guionistas.
Uno de ellos contaba que su hija recientemente había aparecido en su casa después de una tarde de compras y le había enseñado entusiasmada un aparato, cuya utilidad desconocía, pero que había adquirido por siete euros costando antes de la rebaja veinte. La ganga le había empujado a comprarlo, la compra le había empujado a sorprender a su padre por su habilidad, la inoportuna habilidad de la hija había empujado al padre a comentar la anecdota con sus amigos cincuentones.
En esos instantes se me ocurría imaginar a la hija durmiendo placidamente entre sábanas rebajadas y con el aparato de utilidad desconocida decorando la encimera de marmol de la cocina.
El padre comparaba a su hija con Marina, uno de los personajes de la serie, adicta a las compras y con los mismos comportamientos audaces, y compadecía a su yerno como lo hacía con Roberto, el marido de Marina en la serie.
Y los tres reían a carcajadas comentando más jugadas parecidas que retrataba, según ellos, aquella serie con gran maestria.

Lo que me es imposible es imaginar a alguno de los tres caballeros sentados en el sofá después de una jornada laboral,disfrutando con el humor de Escenas de matrimonio. Con la corbata aún en el pescuezo y el maletín de cuero negro relajado junto a él en el sillón.
No sé porqué pero me es más fácil imaginar a su señora sentada en el sofá viendo Escenas de matrimonio, y a él llegando después de una dura jornada laboral, y al pasar por su lado y recaer en la serie comentar : cariño, ¿por qué ves esto?, con la misma incertidumbre e indignación que cuando su hija compró un aparato de utilidad desconocida, unicamente por la asombrosa rebaja.
Si tuviera un minuto, sólo un minuto, desaprendería de los golpes de la vida para tener la inocencia del que prende su primer cigarro. Desandaría las calles pobladas de escaparates llenas de maniquis con la entrepierna caliente, un cenicero por corazón y versos baratos y sucios en la comisura de los labios.Pienso que he pegado estrellas con celofan en noches cerradas, que es imposible que así luzca nada, que he quemado las esquinas de un folio en blanco y con letras de puños distintos el proverbio no es mejor que una canción de autor, aunque los acordes estén desafinados.

sábado, 12 de junio de 2010

Quiero curar mi incompetencia humana,
y por si todo el tiempo es poco
me daré al vino,que dicen que es antioxidante.

El contestador

Ojalá que tu cama estuviera siempre de guardia
encaramada en los carteles de neón.
Ojalá que volviera a encontrarte fumando en la plaza
y dejarte de nuevo sin blanca, sin respiración.

Ojalá que tuviera valor, y decirte que no pasa nada
son 10 pisos y no hay ascensor
hacia el cielo del que tu me hablas.

Y no me da la gana
marcharme cuando empieza lo peor
un nudo en la garganta
se intuye por tu voz en el contestador,
tu solo intenta no mentirme hasta mañana.

Ojalá que quisieras dormir esta noche conmigo
en lugar de violar corazones en salas de estar.
Ojalá que ahora mismo me dieras lo que nunca pido
y algo de tu paradero porque nunca estás.


Q.G]

martes, 8 de junio de 2010

#100#

me recuerdo haciendo pie en mi propia conciencia,
también recuerdo haberme ahogado.

diluvia y junio se disuelve.

viernes, 4 de junio de 2010


Las pesadillas siguen haciendo estragos en el colchón, de almohada a somier hay un cielo,dos infiernos y una boca que devora mis entrañas y escupe dolores.
Esta noche ha durado más de cinco años, y había manos y palabras que pedían que jamás despertara. Las valentias de entresemana se deshacen en las arrugas de los sueños, me pesa entonces más el sol y el viento quema las mejillas al rozar la piel huerfana de ti. Lamentas haber perdido cuerpos desnudos entre las sábanas de tu cama, consecuencia del desgaste de un alma a base de darse de bruces contra tu irritabilidad.
Mientras yo juego a pares y nones con la parte derecha de mi cuerpo,donde quedó presa la racionalidad un viernes por la tarde. En este juego lo único que acaba habiendo son perdedores.Y las ganas se desgastan, y en el lunar del dedo meñique guardo la ciudad del viento.
Cuando vence la mañana al otro lado de mi conciencia, se despide mi labio inferior de las promesas y de los vicios pasajeros que son los unicos capaces de dar cuerda al tiempo que no descuenta días de mi vida.

jueves, 3 de junio de 2010

Puede que los mismos acordes sigan emborrachando mis arterias,la sangre entra y sale a borbotones del motor movido a base de café y caricias.No se puede cambiar un corazón, tal vez mudarlo de piel. Como lagarto se tiende al sol a esperar los beneficios de la luz, como gato muerde noches y se balancea en la cuerda floja con el único peligro del vértigo de las pasiones. A ratos es mio, y a veces no lo siento, cuestión de tensión o de los viajes a la atlántida sin maleta y pasaporte. Siempre termina volviendo a casa con una carta de recomendaciones