miércoles, 24 de febrero de 2010




Prefiero lo agridulce y una voz llena de arrugas de malvivir, de perversión y de los vicios. Prefiero los giros y la fiebre que la vida llena de años vacíos y cumplir eneros sin más daños y alegrías en la bomba de relojería que tengo por corazón.
Prefiero una colección de desencantos que tres sonrisas mediocres, una detrás de otra y por motivos insustanciales. Una noche al lado de quien puede nunca jamás vuelva a ver, pero me deje una carcajada en el tercer si bemol.
Y Sabina en los oídos.

1 comentario:

juan bello dijo...

años vacíos... para poder escribir