Todas las mañanas de domingo son mañanas de domingo, aunque el carnaval palpite fuera. Somos vértices anclados a un recuerdo manchado. Entre montañas de ropa las cenizas del sábado.
M va de luto por los pasillos de mi casa, muerde los días de vino y rosas, se santigua, se deja hacer mujer en el tresillo del salón. M lleva una esquela a cuestas, un epitafio en las manos: te querré a pesar de todo.
6 comentarios:
M, como la canción de los Piratas.
:)
La misma :)
y como yo...:P
qué grandes verdades has contado...
O como yo... :)
Preciosa la fotografía!
Los portales me tirán ( y más si son del barrio gótico de barcelona), son la antesala de todo.
¡cuánta M junta!
Los domingos siempre serán domingos. Y nosotros despertaremos odiando un poco el mundo y queriéndolo otro poco tambien. Aunque sea Carnaval y nosotros nos disfracemos de tristeza.
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