domingo, 19 de octubre de 2008

Vivo en una continúa pendiente que se incrementa cuando es la vuelta de llevar tu maleta hasta el tren que te lleva a ese otro cielo, que aunque sea el mismo que el mio, no tiene el mismo olor. Su humedad es lo que me tiene trastornada, impaciente, en este sinvivir...

Hoy soy ese reloj que se para a menos cinco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

He entrado aqui después de mucho tiempo (ya sabes, sólo "aquí", entro en vos cada mañana,cada tarde y cada noche) y me he encontrado con una mezcla de sentimientos materializados que ya conocía, que yo misma desmenuzo intentando que me muerdas los nudillos a mi antes de llorar.
Siempre he pensado que las listas de esperas no existen, la vida para mi siempre ha sido una lista de espera, un 4.9 en felicidad y otras muchas sustancias. Creo firmemente en el destino, ya lo sabes, estoy convencida de que siempre hay algo mejor detrás de algo que pudo haber sido un poco más bueno, pero nunca creí en las posibilidades que no existen, siempre pienso que sólo hubo una en realidad, que lo demás son sólo caminos que creímos poder haber tomado sin remedio alguno. No lo puedo evitar, soy determinista hasta la médula, hasta para quererte lo soy, sé que no estás en mi vida de casualidad y sé que eras ese "algo mejor" que estaba detrás de cada fracaso. No puedo darte otro consejo, porque de igual modo, no tengo otras opciones y tampoco me apetece inventar teorías en las que no creo. A mi también se me derrama el amor por el lacrimal, no sólo un domingo al mes, también algunos miércoles por la noche y casi todos los jueves, los martes sobretodo, los lunes a medio día. Los sábados son el día perfecto para echarte de menos desmesuradamente.
Nunca aprenderé a irme sin que se me parta el alma en el preciso momento en el que sueltas mi maleta para dármela.

Aprendimos a ver que era el mismo, por eso sabemos volar.

Te amo.