sábado, 19 de junio de 2010

Si tuviera un minuto, sólo un minuto, desaprendería de los golpes de la vida para tener la inocencia del que prende su primer cigarro. Desandaría las calles pobladas de escaparates llenas de maniquis con la entrepierna caliente, un cenicero por corazón y versos baratos y sucios en la comisura de los labios.Pienso que he pegado estrellas con celofan en noches cerradas, que es imposible que así luzca nada, que he quemado las esquinas de un folio en blanco y con letras de puños distintos el proverbio no es mejor que una canción de autor, aunque los acordes estén desafinados.

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