viernes, 8 de julio de 2011

Reconocerte saliendo a matar, siendo tú a cada instante de manera distraída. Reconocerte levantando la mano al camarero en el bar, en tus andares de domingo sin prisa, liando un pitillo para que yo me lo fume porque soy perezosa y me gusta que lo acabe tu saliva. Reconocerte discutiendo, poniendo puntos sobre las íes que pierden solvencia e ingenuidad, rivalizando argumentos, afrontando con las manos vacías, igual que todos, ciertas derrotas. Reconocerte altivo y orgulloso de no ser quien no eres, por abrirme la puerta y sentirte caballero.

2 comentarios:

nanarandano dijo...

Por las pequeñas grandezas de la vida (brindemos).

Patricia Nájera dijo...

Los detalles que hacen de él: ÉL. Qué bonito.