En mi habitación siempre es de noche. Dicen que amanece y yo subo la persiana, y todas las mañanas sucede el mismo torrente de vida en las calles. Se iluminan los parques y se escucha el griterío de los niños, los coches circulan hacia algún lugar, hay una hornada de pan esperando que vaya a comprarlo. Cuando cierro la puerta hay cuatro paredes rodeando años y recuerdos, y entonces alguien dice que la nostalgia es inhumana, y otra voz que el presente es esto, que tampoco es demasiado y el futuro no es nada, todavía, como todas esas cosas que se piensan cuando uno deja la mente en blanco. Pero no respiran, ni se palpan, ni gravitan, cerca o lejos. Enciendo una luz, que empieza siendo menguante y en algún momento es un superlativo.
7 comentarios:
El pasado, ya dejó de existir, luego no es.
El presente, es tan efímero que se podría dudar de su existencia.
El futuro todavía no ha llegado, todavía no existe.
No hay tiempo, solamente lugares y personas.
Y sí, los cobardes somos anónimos.
De lo más bonito que te he leído...
Lo bueno de leer de lo íntimo es que es tan cercano que lo que tu imaginas de los tuyo yo lo imagino de lo mio, de mi casa, mi calle, mi domingo, mi pan y lo que estaba en tu cabeza acaba irremediablemente en la mía.
Lo leo y solo puedo decir que siento lo mismo (menos lo del pan que en mi casa esta prohibido XD)...
me encanta lo que escribes...
El futuro nunca es nada, sólo expectativas que probablemente no se cumplan. Sólo es cierto el presente y los recuerdos de esas cuatro paredes.
La nostalgia viste de oscuridad grandes habitaciones...
Gracias por pasarte por mi "casa". Me quedo también por la tuya.
Un beso.
Cuando la noche arrecia adentro de las habitaciones el aire es un mundo muy helado.
Abrz.
Las habitaciones, ese pequeño santuario, de nuestros días, pero sobretodo de nuestras noches en blanco.
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