domingo, 27 de abril de 2014

inevitablemente epicúrea

Bebe el dulce elixir de la hipocresía.

No sabía que los domingos tenían estos tiempos muertos.
Se disponen los segundos al otro lado del microscopio.
Acaricia el mediodía como el lomo de un gato.

La memoria es un oasis de nostalgia.
Se ciñen los días al asterisco de tu nuca.

1 comentario:

Nacho Sánchez dijo...

La memoria es inevitable.
Comience a preocuparse cuando no lo sea.