domingo, 25 de enero de 2009

La vida corre, tiene prisa, como si tuviera una cerveza con espuma esperando en una tasca, como si se le fuera el último metro, como si le cerraran las puertas de mañana. La vida se tropieza y se sirve de manera extraña, se encoge de frio (ella también siente) y se despereza despues de una siesta. Se contradice y se niega, se salva, se da alas.Se suicida. La vida pierde inocencia en el asiento trasero de un coche y conduce ebria camino a un cementerio de desilusiones.Te susurra al oido las mañanas de julio.

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