viernes, 30 de enero de 2009

Un cúmulo de catástrofes personales y un piano desafinado corroen las aceras de Madrid.El Sol rompe sin discriminación las ojeras y el olor a tabaco sucio.
Fue en el último bar, en la calle paralela al desencuentro,donde se escabuyó de la risa.

Si se corta las venas hoy,sangra más ácido.

No es culpa del viento,que se lleva las estaciones.Ni de los años.Ni del Tiempo al que se le suele colgar todos los muertos.

1 comentario:

m. dijo...

madrid siempre es cruel con los corazones que se sienten fragiles.

historias para no dormir... o historias para dormir y desear no despertarse...

todo se pasa...

pd: tienes unas fotos preciosas